En algo que se veía venir cuando los canales de televisión comenzaron a fomentar a través de sus noticieros las «detenciones ciudadanas», un joven que asaltó una panadería fue asesinado por los trabajadores y dueños de la misma. Identificado como Juan Pablo López Villas de 23 años, ingresó hasta la “Panadería Quilin” con un arma de fuego, con la cual amenazó a los trabajadores y clientes que se encontraban en el interior.
Como señala Radio Bío Bío, tras sustraer 90 mil pesos desde la caja registradora abandonó el lugar en una bicicleta. Sin embargo, el dueño del local, Nicolás Meneses Vergara, de 59 años, junto a su hijo y un trabajador, salieron en busca del asaltante. Fue en cosa de minutos que dieron con la ubicación del joven, quien al percatarse disparó contra el dueño de la panadería, antes de ser completamente reducido y asesinado en plena vía pública. (En el video disponible que muestra la primera parte del incidente, ni siquiera se ve que le dispara al dueño)
Algunos puntos sobre este tema que es bastante complejo:
1) La legítima defensa es un derecho, pero cuando los medios no son proporcionales, la «defensa» misma se transforma en un abuso y un delito. Amarrar a una persona con alusa a un poste está lejos de ser «legítima defensa», eso es tortura. Si fuera por eso andemos todos armados y matamos al que se nos cruce.
2) Resulta fácil, y extremadamente conveniente para todos tratar al delincuente como un estorbo, como una carga que debemos «eliminar». Como si no fuera el sistema mismo que los crea. Muchos dirán: «El que quiere salir sale», y no es así. Para muchos la delincuencia es la única realidad que conocen. En un país donde más de la mitad vive en condiciones similares a la esclavitud, no tenemos derecho quejarnos, la delincuencia va de la mano con la desigualdad y la falta de oportunidades.
3) Ya que hablamos de delincuencia: ¿Por qué los medios masivos no incentivan también las detenciones ciudadanas contra los delincuentes de cuello y corbata? ¿Alguien que roba en el supermercado es más peligroso que los políticos que reciben sobornos y hacen las leyes para beneficiar a la elite y no al pueblo? ¿Es más peligroso alguien que asalta una tienda que los empresarios que se coluden para estafar a la gente?
4) «Que bueno que se haya muerto, nadie lo echará de menos». Bajo esta afirmación que muchos harán, volvemos al punto de asociar la delincuencia con la pobreza. ¿Si todos los delincuentes deben morir, por qué no matamos tambiém a los del Caso Penta? Tienen todos los privilegios y siguen robando. Ni hablar que el delincuente de cuello y corbata jamás pisará la cárcel, que constituye el último proceso de des-humanización de una persona y cuya ineficiencia desde un punto de vista rehabilitador y de prevención del delito está más que comprobada, puesto que no resocializa, (de hecho hace todo lo contrario), ni menos disuade a los autores de delitos para no reincidir. Para muchos incluso, la cárcel es su hogar, al menos les dan de comer y tienen donde dormir.
5) En resumen, las detenciones ciudadanas NO son justicia, son venganza. Justicia son sueldos dignos, igualdad de oportunidades y que la salud y la educación estén garantizados como derechos. Pero claro, a la clase dominante no le interesa hacer este análisis. Y como son dueños de los medios de comunicación, seguirán criminalizando la pobreza y seguirán fomentando las detenciones ciudadanas para que los pobres se sigan matando entre ellos. Y esto al final es la clave de todo, tanto el ladrón como el panadero, son víctimas del mismo sistema.
