El Ejército de Egipto ha depuesto al primer presidente elegido por las urnas en la historia del país, el islamista Mohamed Morsi, después de solo un año de Gobierno y tras cuatro intensas jornadas de multitudinarias manifestaciones de protesta. El comandante en jefe del Ejército y ministro de Defensa, general Abdel Fatah al Sisi, compareció pasadas las nueve de la noche en televisión, flanqueado por líderes opositores y religiosos y la plana mayor de las Fuerzas Armadas para comunicarle a la nación que el país tenía un nuevo presidente interino, el jefe de la Corte Suprema Constitucional, Adly Masour, quien ahora liderará un periodo transitorio que culminará con nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias.
Los militares suspendieron también la polémica Constitución de corte islamista aprobada el año pasado por las urnas, con el respaldo de Morsi. El Ejército sacó ayer sus tropas a las calles después de que venciera el plazo de 48 horas dado el lunes por el genral Al Sisi al presidente Morsi para que integrara en su Gobierno a la oposición. Las Fuerzas Armadas prohibieron la salida del país tanto a Morsi como a destacados líderes islamistas asociados con él. Tanques ligeros y vehículos acorazados se desplegaron en los puntos de El Cairo en los que en los pasados días se han fortificado los partidarios de Morsi y cerca del palacio oficial de la presidencia, en Heliópolis.
Essam el Eriam, vicepresidente del partido político de Morsi, afiliado a los Hermanos Musulmanes, confirmó la prohibición de viaje a altos funcionarios y líderes islamistas. A él le impidieron salir del país a Jordania. ETsas restricciones de movimiento se aplicaron simultáneamente sobre el líder supremo de los Hermanos Musulmanes en el país, Mohamed Badie, y otros influyentes miembros de esa sociedad islámica, creada hace 80 años y que durante los 30 años de régimen de Mubarak fue acallada y suprimida, muchos de sus miembros.
La Constitución suspendida, de corte islámico, fue aprobada por las urnas en diciembre, con un 64% de los votos pero solo un 35% de participación. Fue uno de los motivos que a principios de año reavivaron las protestas populares, que han ganado una tracción tal que el domingo se reunieron en las calles de Egipto hasta 17 millones de personas, según estimaciones del Ministerio del Interior. El descontento se ha alimentado también de otros factores, como un fallido decreto con el que Morsi pretendió atribuirse poderes casi absolutos y, en general, el maltrecho estado de la economía, con escasez de gasolina y apagones eléctricos constantes en todo el país.
Morsi ganó las elecciones de hace un año con el 51% de los votos, 13,2 millones de papeletas, en segunda vuelta. Su contrincante fue Ahmed Shafik, quien fue Primer Ministro del régimen de Mubarak en los últimos meses de su mandato.