La violencia estructural de la desigualdad social

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VÍA UGR.ES y EL VIRUS DE LA SUBVERSIÓN

 

El neoliberalismo es la ideología que convierte al mercado en la única referencia reguladora de la sociedad y, por lo tanto, colocada por encima del Estado. No importa las necesidades de la gente, lo único que importa es la oferta y la demanda. Es el individualismo el modelo de comportamiento que esta ideología propone como ética fundamental, porque es el individuo y su capacidad de obtener beneficios materiales, la instancia a partir de la cual la sociedad genera progreso y desarrollo. En este sentido, la competencia es el medio con que cuenta el individuo para lograr estos objetivos. Aunque en esa competencia los hombres se enfrenten entre sí, eso es bueno en función del logro del beneficio individual y la ganancia.

 

En este esquema, los valores tradicionales que constituyeron el nivel ético más elevado de la humanidad como son la solidaridad, la cooperación y la compasión, fueron reemplazados por un «orden caníbal» en donde pobreza y la enfermedad aparecen aquí como el producto del fracaso individual, no del sistema económico. El neoliberalismo se presenta de este modo como una suerte de darwinismo social en el cual superviven los más aptos. Los enfermos, pobres y miserables, son unos fracasados y débiles que no merecen existir porque no son aptos para seguir viviendo en una sociedad orientada por el éxito de los más fuertes. Los derechos económicos y sociales, como derechos humanos, no tienen sentido en un régimen social dominado por estos principios.

 

Violencia Estructural

 

La idea de violencia estructural se gestó poco a poco, ante la necesidad de explicar las interacciones de las prácticas violentas en los diversos ámbitos sociales. El investigador Johan Galtung fue quién más ha desarrollado, con sus escritos al respecto, a explicarla, difundirla y hacerla operativa a la mayoría de los investigadores sociales y humanos. Galtung explicaba que la violencia estructural, engloba la pobreza condicionada estructuralmente (cuando no estuviera garantizado el acceso a bienes como alimentos, agua, vestido, vivienda, medicamentos y escolaridad), a la represión política (cuando se vulnere derechos como los relativos a la libertad de expresión, de reunión, de movimiento, de protección jurídica, de movilización, de formación de la conciencia, al trabajo…), y a la alienación (cuando hubiera obstáculos, evitables, a la satisfacción de necesidades tales como la de comprender las condiciones de la propia existencia, de comunidad, de compañerismo, de amistad, de solidaridad, de alegría, de dar significados a la propia vida, de tener algún tipo de comunicación con la naturaleza).

 

Como se puede comprobar, este concepto permite desvelar las formas ocultas y estáticas de la violencia, y las relaciones que pueden existir entre unas y otras formas de la misma. Efectivamente la violencia de los sistemas (hambre, miseria, analfabetismo, incultura, dependencia, desigualdades de género, etc.), sus causas, mecanismos y resortes están, en muchas ocasiones, velados por otras circunstancias que, además, hacen que sean mas difícilmente detectables. Todo ello genera la frustración de no poder realizar las potencialidades propias del ser humano y además encontrar dificultades para descubrir las causas de que esto ocurra. No hay un sujeto agresor (personas, grupos o instituciones) perceptible que se pueda identificar fácilmente, no se puede personalizar, puede que tampoco responsabilizar, en nadie concreto, ya que está enmascarado en una trama de decisiones que se toman en sistemas o estructuras que resultan, en definitiva, injustas.

 

La Protesta

 

Otra manera de ver el problema es reconocer como, en la mayoría de las ocasiones, quien la sufre (el objeto de la misma), no la percibe como tal, no tiene conciencia de su situación, porque existen mediaciones que le impiden visualizarla (violencia cultural). Se percibe como algo natural, inmutable y, en su caso, las razones son aleatorias (mala suerte, el destino, los dioses, etc.), en consecuencia no se le opone ninguna resistencia y, paradójicamente, se colabora de manera indirecta con el mantenimiento de la situación. Esther Vivas señaló al respecto:

 

 «La violencia se ejerce por parte de aquellos que controlan las instituciones y las fuerzas represivas del estado, lo observamos por ejemplo con la represión policial a la protesta, en una manifestación. Este es un tipo de violencia explícita en un contexto de conflicto social, ejercida por las fuerzas del orden, que se intenta silenciar y que desde las instituciones se legitima. Pero más allá hay otra violencia de tipo estructural, mucho más invisible, que consiste en dejar a la gente sin casa a pesar de que en este país haya miles de viviendas vacías; es violencia que la gente no tenga comida a pesar de que los supermercados tiran toneladas cada día; dejar a la gente sin sanidad o sin educación, también es violencia. Esta es la violencia que es necesario visibilizar porque el poder lo que quiere es que la normalicemos»

 

«Al poder  le da miedo es que la gente tome conciencia, se organice, salga a la calle, desobedezca. Es lo que hemos visto en los últimos tiempos, a pesar de que aún queda mucho para cambiar las cosas. Y el miedo también aparece en cuanto se plantean alternativas políticas que ponen en cuestión a aquellos que han hegemonizado durante todos estos años las instituciones y que de la práctica política en las instituciones han hecho su negocio. Por tanto creo que más allá de la movilización y la protesta es importante plantear alternativas políticas que pongan en cuestión y planteen un desafío a aquellos que han monopolizado la política»

 

 

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En la sociedad capitalista se ha generado un discurso de aparente pluralidad y aceptación de todas las diferencias, pero como un tema meramente folclórico donde ningún modo de vida ajeno a los valores dominantes puede interrumpir en lo más mínimo el poder de la clase dominante, constituyendo una dictadura enmascarada en un relativismo cultural que golpea con tanta violencia como cualquier otro tipo de régimen totalitario. Bajo este contexto en que las relaciones jerarquizadas son intrínsecamente violentas a nivel biológico y afectivo.

 

La violencia que impone el estado es un fenómeno sistemático, que invade toda la cotidianidad, a diferencia de la desobediencia y resistencia que es un fenómeno transitorio cuyo objetivo es la abolición de la imposición del control social. La violencia del estado mediante policías militarizadas es presentada en el discurso oficial como necesaria y deseable incluso ejerciéndose sobre los cuerpos de niños y personas desarmadas o débilmente armadas, en cambio la desobediencia y resistencia constituyen acciones de sabotaje o interrupción de la cotidianidad que tienen por objetivo dañar una estructura socioeconómica plenamente identificable y finalmente la violencia del estado a través de su policía militarizada tiende a lesionar, en forma grave tanto física como emocionalmente al disidente, con el fin de disuadirlo de persistir, en cambio la desobediencia o resistencia, a estos ataques tiene por objetivo la autodefensa, que permita que la disidencia asegure su supervivencia en el tiempo.

 

La violencia estructural y las diversas formas de control social a las que somos sometidos son brutales, al punto que son naturalizadas por completo, y por lo mismo no podemos permitir que nos conquiste en forma tan intima mientras luchamos por defendernos y alcanzar nuestros objetivos. El adversario, la clase dominante, siempre tendrá diversos rostros y administradores con mayor grado de importancia y trascendencia unos que otros, pero ellos no son el objetivo principal sino los valores y la estructura jerarquizada intrínsecamente violenta que defienden.

 

La pregunta relevante es como construimos un sistema social solidario. Y en ese sentido, todas las estructuras verticales como el estado centralizado, deben ser sustituidas y superadas por estructuras de organización por libre asociación, horizontales y descentralizadas basadas en la empatía como base afectiva del apoyo mutuo. Lo que conlleva, como requisito, desmontar las bases económicas del poder e impedir la acumulación de capital en grupos económicos y la propiedad privada de bienes comunes, que cada comunidad pueda hacerse cargo de los asuntos que son de su interés. En todo ese escenario, las acciones de resistencia y desobediencia, frente a las leyes y valores dominantes que no han emanado de más consenso que el que imponen la mentira y el exterminio, (como por ejemplo las marchas y las protestas), son totalmente lógicas, en la medida en que se convierten en las tácticas que posibilitan el derecho a rebelión de los oprimidos.




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10 comentarios

  1. VIVAELKAOS on

    A parar la violencia fascista y criminal del ESTADO POLICIAL! Solo la lucha nos hara libres! Como siempre algunos sin criterio defienden lo indefendible!

  2. el mas facho de todos, no lo olviden on

    que es esa mierda de el virsu de la subversion

    es pura miera no mas
    propagando anarquista y asesina

  3. La verdadera violencia es la una señora que trae a sus hijos a la pobreza. Como la del dibujo. La primera culpable de la situación y la de sus hijos es ella.

    • Tu comentario es plena consecuencia del sistema que se critica en este artículo. Solamente un hijo de la violencia permanente impuesta por un materialismo exagerado, puede concluir en que para limitar la pobreza y evitar la violencia implícita, los pobres no deberían reproducirse genéticamente. (Aparte de que responsabilizar únicamente a la mujer en el asunto de la reproducción, habla además de un individualismo y violencia de género, que es peor, o está más atrasado que el individualismo social).

  4. Juan Perez on

    Como diria Al Pacino, «This is a pile of shit».

    No hay ninguna violencia en el hecho de que debas generar la riqueza que permite financiar tus necesidades.

    Quizá en Chile hemos caido en algunos extremos como las Isapres, con las cuales no comulgo, pero los paises socialdemocratas en general garantizan un piso minimo de vida… más que eso no es posible.

    Se sabe empiricamente que cuando el hombre tiene todo garantizado por ley no se esmera… tampoco se esmera cuando sabe que el fruto de su esfuerzo va a ser aprovechado por otros que no lo hacen. Eso se llama socialismo y es un desastre, como no lo quieren ver? Es mentira que Venezuela y Cuba sean victimas de un complot, simplemente son paises mal manejados y con politicas publicas completamente erradas.

    El hombre es un ser que está hecho para luchar para sobrevivir… la naturaleza humana no se altera por el hecho que haya un grupo de flojos, como el que escribe esta columna, que quieren vivir a expensas del trabajo y las habilidades de otros.

    • «vivir a expensas del trabajo y habilidades de otros»… eso es justamente lo que ocurre en este sistema neoliberal, donde son pocos los dueños de los recursos y una gran mayoría que trabaja y produce (con un bajo salario)… en ese sentido, son los dueños o elite quienes viven a costa del trabajo de otros. El capitalismo potencia aquella relación.

  5. No se trata de tener todo «regalado» sino de que se nos garanticen las necesidades basicas para tener un buen vivir, por ejemplo un sueldo que alcance para pagar el agua, la luz, la comida, la escolaridad, el vestuario y por qué no el ahorro, que con 250 lucas (incluso menos) ni cagando alcanza po

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