Los cómplices civiles de la Dictadura de Pinochet nunca pagaron, de hecho, son los que más le sacaron provecho. Si no terminaron en la política terminaron como «exitosos» hombres de negocios. Exitosos entre comillas, ya que jamás emprendieron nada y sólo se dedicaron a especular con el dinero que nos robaron a todos los chilenos.
En este contexto, el Caso Quemados también tuvo responsables civiles, los abogados que planificaron e inventaron los falsos testimonios de los militares para ocultar el delito, entre los que figura Carlos Cruz-Coke, padre de falso liberal y militante de Evópoli, Luciano Cruz-Coke. Un artículo de Cambio 21 resume su participación:
«Ellos hicieron las versiones para nosotros». Este fue el testimonio del exconscripto Pedro Franco Rivas, quien también estuvo presente durante el ataque incendiario a Rodrigo Rojas de Negri y a Carmen Gloria Quintana en el denominado Caso Quemados, ocurrido en 1986 en plena dictadura de Pinochet.
Pedro Franco Rivas argumenta que las declaraciones que entregaron a la justicia los miembros de la patrulla que cometió el ataque fueron íntegramente construidas por Pedro Fernández Dittus, por Julio Castañer y con la colaboración de dos abogados contratados expresamente para poder sortear la situación: Carlos Cruz-Coke y Julio Zenteno. «Consiguieron los abogados más caros del país para que esto saliera bien y tenían una experiencia válida porque lo que montaron fue creíble cuántos años», agregó el ex conscripto Pedro Franco Rivas. Además, puntualizó que siempre se les recordaba que «ustedes tienen familia. Cuiden a su familia, ustedes tienen que cuidar a su familia. Era como un lavado de cabeza», dijo.
Los abogados idearon una trama judicial para los 17 conscriptos, los suboficiales y tenientes que participaron en el crimen de Rodrigo Rojas y en las graves quemaduras de Carmen Gloria Quintana. Incluso idearon maquetas del lugar del crimen en la comuna de Estación Central. Estas fueron colocadas y diseñadas en el Regimiento Peldehue en la comuna de Colina. Es ahí donde reunieron a los militares para inventarles una historia falsa, culpando a los jóvenes de haberse auto quemados con gasolina al golpear una bomba molotov. Esa versión la reafirmaron varias veces y la tuvieron que aprender de memoria todos los jóvenes militares.
El abogado Carlos Cruz-Coke Ossa, padre del que fuera ministro de Cultura del gobierno de Piñera, el actor Luciano Cruz-Coke, fue un destacado profesional y docente universitario. Era un militante de la ultra derecha más radicalizada. Era común escucharle decir en los pasillos de los tribunales «que Pinochet y las Fuerzas Armadas deberían haber hecho una limpieza más profunda de los dirigentes y militantes de izquierda. Pocos fueron los muertos luego del golpe», señala otro abogado que conversaba frecuentemente con Cruz Coke Ossa.
Incluso fue uno de los creadores del Partido Avanzada Nacional, entidad política que llegó a presidir el jefe operativo de la CNI, comandante (R) Alvaro Corbalán, preso condenado a cadena perpetua, por varios crimenes de lesa humanidad. Avanzada Nacional fue ideado para darle sustento político a Pinochet, luego que dejara la comandancia en jefe del Ejército y según datos de algunos que participaron en su creación, fue financiado con platas reservadas del propio Ejército ya en democracia. Otros indican que su financiamiento fue realizado gracias al contrabando de armas a Croacia y Ecuador, realizado por efectivos del Ejército.
Carlos Cruz Coke llegó a ser vice presidente de Avanzada Nacional e incluso integró a éste, a su hijo, el actor Luciano Cruz Coke en las filas de esta institución de ultra derecha, como lo muestran algunas fotografias, del nacimiento de este partido. En su carrera como abogado tiene el haber defendido al golpista general (R) Roberto Viaux, jefe del complot que culminó con el asesinato del comandante en jefe del Ejército René Schneider en 1970; haber defendido al ex agente de la DINA, Armando Fernández Larios, implicado en el crimen de Orlando Letelier; y al teniente Pedro Fernández Dittus, a cargo de la patrulla que quemó vivos a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas de Negri.
