La “propiedad” significa el dominio sobre los objetos y la negación a los demás de usar tales objetos. En tanto la producción no sea igual a la demanda, la propiedad institucional pudo tener alguna razón de ser. Pero sólo hace falta consultar a los economistas para saber que la productividad del trabajo en las últimas décadas se ha incrementado extraordinariamente, excediendo a la normal demanda cientos de veces, convirtiendo a la propiedad no sólo en una traba para el bienestar de los seres humanos, sino en un obstáculo, una barrera mortal, para todo progreso.
Es el dominio privado de los bienes lo que condena a millones de personas a ser nada, muertos vivientes sin originalidad o capacidad de iniciativa, maquinarias vivientes, que acumulan montañas de riquezas para otros, recibiendo a cambio una vida gris, aburrida y miserable. Creo que no puede existir una legítima riqueza, una riqueza social, en tanto se base en las vidas humanas, la vida de jóvenes y viejos, en la vida de los que están por venir. la causa fundamental de este terrible estado de la cuestión es: que la mayoría de los hombres deben vender su labor, que su predisposición y opinión está subordinada a la voluntad de su amo.
No puede existir libertad, en el amplio sentido de la palabra, ni desarrollo armonioso, en tanto las consideraciones mercenarias y comerciales jueguen un papel fundamental en la determinación de la conducta personal. El gobierno, la autoridad organizada o el Estado, sólo son necesarios para mantener o proteger la propiedad y los monopolios. Está suficientemente demostrado esta única función. Por no potenciar la libertad individual, el bienestar humano y la armonía social, lo que debería constituir el verdadero orden, los gobiernos han sido condenados por todos los grandes pensadores del mundo.
Las regulaciones estatutarias, las promulgaciones legales, las disposiciones constitucionales, son invasoras. Nunca han inducido a un hombre a hacer algo que él no quisiera hacer por la capacidad de su intelecto o temperamento, ni evitó nada que el hombre no haya sido capaz de hacer por las mismas causas. Creo, de hecho, que todo lo bueno y bello de la acción y expresión del ser humano tiene lugar a pesar del gobierno y no a causa de él.
En relación con el argumento estereotipado de que el gobierno reprime el crimen y los vicios, incluso no es creíble ni para los propios legisladores. Este país gasta millones de dólares para mantener a los criminales tras los barrotes de las prisiones, a pesar de que el crimen no ha parado de incrementarse. Seguramente, ¡este estado de las cosas no es consecuencia de la carencia de leyes! El noventa por ciento de todos los crímenes son delitos contra la propiedad, que tienen su causa en nuestras injusticias económicas. En tanto y en cuanto continúen existiendo estas injusticias, podremos convertir cada farola en una horca sin que se aprecie el más mínimo efecto sobre los delitos cometidos entre nosotros. Los delitos, que son consecuencia de la herencia, nunca podrán ser evitados mediante la ley.
Escrito por Emma Goldman
Publicado en el diario New York World, 19 de julio de 1908
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1 comentario
Verdad que esta columna es del año 1908?…Por un momento pensé que se refería a los tiempos actuales…pasan las décadas, un nuevo siglo y la cosa va de mal en peor, triste y dura realidad…