En el papel la idea de tener como candidato presidencial a Sichel era buena. Poner a un ex DC como el nuevo rostro de la Centro Derecha era un movimiento necesario para un sector que ha sido barrido en cuatro elecciones seguidas. El error que comete Sichel es que en vez de abrazar con convicción a la Centro Derecha para aislar a las posturas más radicales del sector, comenzó a acercarse a la Ultraderecha promoviendo un discurso similar al de ellos. Las consecuencias fueron evidentes: Alejó a la Centro Derecha y permitió el alza de José Kast, un fascista asumido al que jamás le iba a quitar votos. Que AL FIN se haya dado cuenta que su negocio es buscar los votos del centro es una buena noticia para todos. Una nota de El Desconcierto detalla:
El candidato presidencial de Chile Podemos Más, Sebastián Sichel, planteó sus diferencias con el abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, y ve difícil que su opositor en la derecha pueda gobernar sin tener apoyo en el Congreso. En entrevista con CHV Noticias, Sichel afirmó que “Kast ha subido (en las encuestas) con un discurso de la antigua derecha, como una cosa muy del orden, la seguridad”.
“Yo he hecho un ejercicio por tener una nueva centroderecha que hable más de libertades, que sea más tolerante, que tenga apertura con el mundo de la diversidad sexual, que entienda el problema de la mujer. Kast quiere cerrar el Ministerio de la Mujer, yo no. O sea, que tenga una mirada que no esté más cerca a lo que fue Pinochet, sino más cerca de lo que es el futuro del país”, agregó.
“En una sociedad en que no tenemos tolerancia con las orientaciones sexuales distintas o una sociedad en que ponemos en duda cosas trascendentales como la emergencia climática”, recalcó. Además, ve “bien difícil” que Kast pueda gobernar Chile, ya que “él decidió no ir a una primaria, tener un partido propio, armar un proyecto personal”, planteó.
Por otra parte, manifestó estar “bien asustado con lo que está pasando en Chile. Veo que vamos a un choque de trenes entre Kast y Boric que puede ser mortal para el sistema político”. “El país dividido entre Pinochet y Allende a mí me interesa poco, pero tengo la sensación de que eso es lo que estamos viendo. Es como volver a los ’70, es una discusión que está absolutamente pasada de moda, pero la polarización a veces funciona”, sentenció.