Si en la mñana supimos que el terrorista que asesinó a 49 personas en Nueva Zelanda era un ultraderechista seguidor de Donald Trump, ahora nos enteramos que el terrorista que realizó la matanza en una escuela de Brasil era seguidor del fascista Jair Bolsonaro. Una nota de Página 12 señala:
Uno de los dos jóvenes que desató la masacre en la escuela de San Pablo era admirador del presidente Jair Bolsonaro y un ferviente defensor de la portación de armas. El perfil de Facebook de Guilherme Taucci Monteiro, quien mató ayer a tiros a seis estudiantes un empleado y a la directora de una escuela de la ciudad de Susana junto a Luiz Henrique de Castro, reveló que el joven tenía fotos con armas de fuego, cuchillos y videos de tiradores. Además, aparecieron posteos de apoyo durante octubre a la campaña del entonces candidato del Partido Social Liberal, quien aprobó en enero un decreto para flexibilizar los requisitos a la portación de armas y ampliar el espectro de potenciales compradores.
El adolescente publicó fotografías de Bolsonaro con la frase «mi candidato es apoyado por la policía y el suyo es buscado por ella», al compararlo con el detenido ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del opositor Partido de los Trabajadores (PT). También replicó los posts del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, portando un arma con la frase: «Saben por qué el Movimiento Sin Tierra no invade mi propiedad».
Antes del tiroteo, el adolescente, que se identificaba como “Guhilherme Alan en Facebook, publicó 30 fotos con la misma vestimenta que utilizó en el atentado, incluida la máscara de calavera con la que encubrió su identidad durante el ataque. «Un amor: Armas», «Amo Armas» y «Portal Armas de Fuego» son algunas de las páginas con las que el joven más interactuaba, de acuerdo a la investigación. Él solía disfrutar de fotos de armas de fuego y cuchillos, arsenales de armas y videos de tiradores.
En enero Bolsonaro y su ministro de Justicia, Sergio Moro, cumplieron la promesa de campaña de flexibilizar el porte de armas en los hogares. La liberación de la venta de armas fue uno de los mascarones de proa de la campaña de Bolsonaro el año pasado, en la que aseguró que esa medida le permitirá a la sociedad ejercer el “derecho a la autodefensa”.
- Que el 73% de los ataques terroristas en los últimos 10 años hayan sido realizados por ultraderechistas no es casualidad. Estas son las consecuencias de permitir el discurso de odio que promueven tipos como José Antonio Kast o los evangélicos.
- La elite promueve el fascismo para defender sus privilegios, pero sus seguidores son los más oprimidos por el capitalismo. Jóvenes solitarios, descontentos y excluidos que encuentran pertenencia en el odio que los políticos de ultraderecha les infunden hacia los inmigrantes, las mujeres, la comunidad LGBT y al intelectualismo. (Por eso muchos de ellos además son terraplanistas y antivacunas)
- En Chile esta semana le marcaron la esvástica a un joven trans, los ataques homofóbicos se han multiplicado y hace algunos meses golpearon y acuchillaron a mujeres en una marcha feminista… Es tiempo de asumir que la ultraderecha promueve el terrorismo y que la derecha tradicional es cómplice. Basta ver la peligrosa ultraderechización de Piñera, que para ganar un par de votos están alimentando esta retórica fascista con mentiras, desinformación, populismo penal y discursos de odio
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7 comentarios
«incluida la máscara de calavera con la que encubrió su identidad durante el ataque» de lo que se entiende que su seguridad le interesaba en algún grado, sin embargo luego opta por la autoeliminación. Es evidente que en este caso en que además se ha mencionado el tema del bullying pudierán haber problemas mentales serios, lamentablemente la ultraderecha populista en el mundo no ha tenido problemas en apelar a personas con poca educación o con problemas mentales a la hora de construir un discurso político paranoico contra diversos grupos de personas, ya sea mediante declaraciones destempladas como las de Bolsonaro o Trump o mediante la producción masiva de teorías de conspiración que en general se basan en afirmaciones pseudocientíficas. Más que nunca la izquierda si quiere hacer frente a este escenario social debería recuperar a pensadores como Mario Bunge y despostmodernizarse de una vez.
era admirador del neonazi jose antonio kast
El bullying es un fenómeno en que se intenta establecer dominio jerárquico en términos de poder y prestigio sobre otros, es propio de sociedades en extremo individualistas como una forma de reafirmación de la identidad frente a los demás. Las víctimas de este tipo de fenómenos son susceptibles de ser captadas por ideologías de extrema derecha que en general lanzan discursos basados en culpabilizar moralmente a otros grupos de personas, generalmente desposeídas en algún sentido de todo del mal en el mundo, justificando de este modo el uso de la violencia letal, lo que le permite una salida al vejamen sufrido previamente, no nos olvidemos que cuando Hitler era niño fue sugerida su internación por los profesionales en salud mental que lo atendieron. Debemos reafirmar una cultura que ponga sobre la mesa la importancia de la fraternidad e igualdad, porque la libertad sola es este abismo de absurdo total, no puede haber verdadera libertad sin fraternidad e igualdad, de la misma manera no puede haber fraternidad sin igualdad, necesitamos una democracia integral sustentada en el conocimiento científico, más aún ahora que la derecha se basa solo en ideas pseudocientíficas. Ojalá pensadores como Mario Bunge puedan vivir otros 100 años más.
Algo que se ha repetido con frecuencia estos días en Brasil es que esto no formaba parte de su cultura, ya que es propio de culturas individualistas en extremo, que premian y refuerzan esa triada oscura de la personalidad que los psicólogos usan para denominar la conjugación del narcisismo , psicopatía y maquiavelismo, sin embargo ya habíamos visto anteriormente como ex-militares vinculados a Bolsonaro asesinaron a una política en Brasil por denunciar a las mafias paramilitares que operan en las favelas, por lo que esto si ha formado parte de la cultura de Brasil esa cultura que por más que se ha tratado de sacar el neoliberalismo de encima no ha podido aún.
Prevenir es curar se necesitan programas de salud mental que detecten tempranamente estas situaciones, pero además una coherencia en los discursos políticos para que se sustenten en el conocimiento científico y la razón y dejen de apelar al emotivismo burdo, porque aquí quedó claro que los Bolsonaro o los Trump conjuran tormentas que resultan inmanejables después.
Se comprenden las conclusiones de la nota, pero creo que necesitamos precisamente vacunarnos con conocimiento científico y una filosofía concordante con ello frente a esto, porque así como los virus no se pueden prohibir, resultaría muy complejo intentar prohibir ideas por más estúpidas que sean, debemos demostrar en todo momento la fragilidad de las mismas frente a las evidencias empíricas igual que con el tema de la idiotez del control preventivo.
Una matriz social individualista extrema que propicia fenómenos como el bullying y facilita la expresión de conductas psicopáticas,sumado a una educación científica y humanista totalmente precarias, la función constante de los medios de comunicación para fomentar la expansión de teorías conspirativas y pseudociencias es un caldo de cultivo para este tipo de situaciones, si bien la hegemonía cultural de Estados unidos ha decaído con los años, aún es suficientemente fuerte y estamos importando su descomposición social, ya que ese país ya solo opera como un ejército del capital preocupado de defender a los oligopolios por el mundo entero, abandonando a su población a la miseria en grandes sectores urbanos, en Brasil al optar por Bolsonaro ocurre una situación similar, solo basta ver sus declaraciones belicosas sobre Venezuela y como pretende eliminar las pocas garantías sociales que posee el país.
Necesitamos más que nunca poder socializar el conocimiento científico y defender un socialismo integral, democrático como antidoto frente a los irracionalismos de ultraderecha y postmodernos que actualmente se disputan el poder.